Por. Viridiana Mariel
En México, 500 mil es el número de víctimas de trata, así lo informaron estadísticas de órganos internacionales y nacionales en este año, pero entre estas cifras los más afectados de este delito en su mayoría son niños y niñas.
La trata de personas no tiene fronteras y es que en todos los alrededores del mundo hay gente que esclaviza y destruye la vida de mujeres, adolescentes, niños y niñas, la expansión de redes internacionales o nacionales de este crimen organizado operan clandestinamente y son difíciles de identificar, pero la triste realidad se ve en las calles cuando aquellas niñas se ofrecen por unos cuantos pesos, y nadie puede hacer nada.
Promesas de una vida mejor, es una de las estrategias con la que operan estos criminales, llevan a sus víctimas a una prostitución forzada, y a temer por sus vidas.
¿Será justificable decir que ante un mundo lleno de limitaciones y ambiciones sea la causa para que esta actividad ilegal sea la más lucrativa que negocia con el ser humano? Deja mucho que reflexionar, pero así es, las ambiciones de estos delincuentes han llevado que el hacer este tipo de acciones repugnantes da más ganancia que la droga, en su columna “Plan B” que escribió Lidia Cacho en el periódico El Universal denuncia que: “De 80 mil clientes en el DF (estimando que hay tres tarifas base: 300, 200 y 100 pesos) y que en promedio cada chica trabaja siete clientes diarios cinco días a la semana por 52 semanas, las ganancias llegan a 2.4 mil millones de dólares”.
Se imagina cuánto son los millones que se llevan a la bolsa los tratantes, está situación se ha ido convirtiendo en un fenómeno social abrumador porque no hay quién detenga este tipo de industrias delictivas.
Y es que para hacer limpieza de estas suciedades, que se presentan en nuestro México y en otros países, se debería iniciar por todos los que tienen un puesto político, esa es la peor pesadilla que una sociedad vive actualmente.
La trata de personas no tiene fronteras y es que en todos los alrededores del mundo hay gente que esclaviza y destruye la vida de mujeres, adolescentes, niños y niñas, la expansión de redes internacionales o nacionales de este crimen organizado operan clandestinamente y son difíciles de identificar, pero la triste realidad se ve en las calles cuando aquellas niñas se ofrecen por unos cuantos pesos, y nadie puede hacer nada.
Promesas de una vida mejor, es una de las estrategias con la que operan estos criminales, llevan a sus víctimas a una prostitución forzada, y a temer por sus vidas.
¿Será justificable decir que ante un mundo lleno de limitaciones y ambiciones sea la causa para que esta actividad ilegal sea la más lucrativa que negocia con el ser humano? Deja mucho que reflexionar, pero así es, las ambiciones de estos delincuentes han llevado que el hacer este tipo de acciones repugnantes da más ganancia que la droga, en su columna “Plan B” que escribió Lidia Cacho en el periódico El Universal denuncia que: “De 80 mil clientes en el DF (estimando que hay tres tarifas base: 300, 200 y 100 pesos) y que en promedio cada chica trabaja siete clientes diarios cinco días a la semana por 52 semanas, las ganancias llegan a 2.4 mil millones de dólares”.
Se imagina cuánto son los millones que se llevan a la bolsa los tratantes, está situación se ha ido convirtiendo en un fenómeno social abrumador porque no hay quién detenga este tipo de industrias delictivas.
Y es que para hacer limpieza de estas suciedades, que se presentan en nuestro México y en otros países, se debería iniciar por todos los que tienen un puesto político, esa es la peor pesadilla que una sociedad vive actualmente.
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