martes, 10 de noviembre de 2009

Por. Ana Claudia Martin del Campo
Ayer por la noche en el canal 22 se transmitía una película que en lo personal considero una cinta muy buena, “Adíos a Lenin” al no ser americana aporta mucho de entrada, una historia diferente y conmovedora que es lo que más me gusta de este largometraje alemán (por cierto).

Contaré un poco acerca de la película, como preámbulo al tema de la columna de hoy.
“Octubre de 1989 no era el mejor momento para entrar en coma viviendo en la República Democrática Alemana, y eso es precisamente lo que le ocurre a la madre de Alexander Kerner, Christiane, una mujer orgullosa de sus ideas socialistas y dirigente del Partido Socialista Unificado entregada a la política tras el abandono de su marido a la Alemania Occidental. Pierde el conocimiento al ver a su hijo metido en disturbios a raíz de una manifestación en contra de Erich Honecker. Alex se ve envuelto en una complicada situación cuando su madre sale del coma ocho meses después. Ninguna otra cosa podría afectar tanto a su madre como la caída del Muro de Berlín y el triunfo del capitalismo en su amada Alemania Oriental, y advertido por el médico de dejarla en reposo, sin grandes disgustos, para evitar una recaída, ocultará a su madre que el Muro de Berlín ha caído mientras ella estaba enferma. Para ello montará una serie de tácticas, con ayuda de su amigo Denis, en los que escribirá su propia historia del país”.
El 9 de noviembre de 1989, sucedió un evento que cambiaría el rumbo no sólo de un país sino de la humanidad entera, ya que este día se derribaría no sólo un muro de concreto, sino un una idea, un pensamiento, una vida; la madrugada del 9 de noviembre de 1989, miles de berlineses de la Alemania Oriental se apostaron en el muro con la exigencia de salir de ahí, para ir al lado occidental del país. Después del anuncio del miembro del Politburó del SED Günter Schabowski, en una conferencia de prensa, retransmitida en directo por la televisión de Alemania Oriental, de que todas las restricciones habían sido retiradas, miles de personas fueron inmediatamente al muro, donde los guardas fronterizos abrieron los puntos de acceso permitiendo el paso. Schabowski acabó la conferencia de prensa a las 18:57.
A la pregunta de un periodista italiano: "¿Cuándo entrará en vigor?
Schabowski, hojeando sus notas contestó:
"En cuanto lo diga — inmediatamente".


Gracias a los anuncios de las radios y televisiones de la RFA y Berlín del Oeste bajo el título "¡El Muro está abierto!", miles de berlineses del Este se presentaron en los puestos de control y exigieron pasar al otro lado. En esos momentos, ni las tropas de control de fronteras ni los funcionarios del ministerio encargados de regularlas estaban informados. Así que sin una orden concreta, y bajo la presión de la gente, el punto de control de Bornholmerstrasse se abrió a las 23:00 hrs, seguido de otros puntos de paso, tanto en Berlín como en la frontera con la RFA, muchos telespectadores se pusieron en camino. A pesar de todo, la verdadera avalancha tuvo lugar a la mañana siguiente. Muchos durmieron toda la noche para asistir a la apertura de la frontera en la mañana del 10 de noviembre.
Los ciudadanos de la RDA fueron recibidos con entusiasmo por la población de Berlín Oeste. La mayoría de los bares cercanos al muro daban cerveza gratis y los desconocidos se abrazaban entre sí. En la euforia de esa noche, muchos berlineses occidentales escalaron el muro. Cuando se conoció la noticia de la apertura del muro, se interrumpió la sesión vespertina del Bundestag en Bonn y los diputados entonaron espontáneamente el Himno de Alemania.
Los berlineses llevaron a cabo la destrucción del muro con todos los medios a su disposición (picos, martillos, etc.). El virtuoso del violoncello Mstislav Rostropovitch, que había tenido que exiliarse al Oeste, fue al pie del muro para animar la demolición.
Pues bien este suceso cambió no sólo a Alemania, nos dio una señal clara a toda la humanidad y nos dijo claramente, en este mundo no puede existir ningún tipo de muro que nos divida, porque eso sólo marcaría un retroceso en la evolución y constituiría el cierre del paso a la libertad.
Hoy a 20 años de este suceso histórico el mundo entero lo recuerda como un acto en honor a la libertad e igualdad, y para conmemorar tal acontecimiento el país donde se originó esto realizará diversos actos conmemorativos del derribamiento del “Muro de Berlín”. La Puerta de Brandeburgo será esta noche el centro de las celebraciones, el lugar que hoy promete lleno completo reunirá alemanes de todos los rincones del país y turistas que se acercarán al enorme dominó de 1.000 piezas que se derribará para simbolizar la caída del muro.
La vida de todo un país cambió hace 20 años, ¿cuántos más tendremos que esperar el resto de nosotros para que en este mundo dejen de existir guerras sin sentido, empoderamiento absurdo, discriminación, racismo, etc.? ¿Cuándo derribaremos tantos y tantos muros visibles e invisibles que no nos permiten avanzar?, ¡desoleé!

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