martes, 10 de noviembre de 2009

LA DÉCIMA MUSA


Por: Lesem Yazmín Salgado Lojero

Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, reconocida como Sor Juana Ines de la Cruz, Mexicana, de madre criolla, hija ilegitima de un militar español, a los 3 años aprendió a leer y a escribir, aprendió náhuatl con sus vecinos con los que jugaba hasta descubrir su verdadera pasión, la literatura. Sin duda marco época y se convirtió en un símbolo muy importante para la poesía y la literatura, además hizo experimentos científicos, realizo obras teatrales, estudios filosóficos y musicales. Tenía hambre de conocimiento, su personalidad la llevo a ser reconocida por todos. Los intelectuales de la época conversaban con ella y la consultaban, incluso pusieron a prueba sus conocimientos. Se convirtió en dama de compañía de la virreina la Duquesa de Mancera, con quien estableció una inquebrantable amistad. Se dice que el virrey mando llamar a cuarenta letrados de la época de diferentes facultades para que realizara un examen, del cual sin duda salió mas que triunfante, sorprendidos por la capacidad intelectual de la joven, cada una de las preguntas tenían respuestas sabias, con argumento a cualquier replica que le hicieran. Defendió el valor y reconocimiento de las mujeres, sobre todo para tener acceso a educación. Se cuenta que esta apasionada mujer llego a disfrazarse de hombre para poder entrar a estudiar. En cada uno de sus escritos deja un poco de ella. Nos permite adentrarnos a lo que era su vida, sus pensamientos mas intimos, a pesar de que la mayor parte de sus obras fueron encargos. Su fuerte personalidad la llevaron a ser una admirable mujer que dejo de escribir por una discusión con el clero, pero jamás dejo su amor al conocimiento y la investigación.
Que mejor dedicarle esta columna semanal el día de su natalicio, que se celebra el día 12 de este mes, festejarlo con alguna de sus obras. Recordando que la soledad puede ser nuestro mejor compañero o nuestro tormento.
“Vivir sola... no tener ocupación alguna obligatoria que embarazase la libertad de mi estudio, ni rumor de comunidad que impidiese el sosegado silencio de mis libros”.
Así que me despido con un poema, dentro de este mundo de caos, sumergirnos en la literatura podría ser un escaparate.
En perseguirme, Mundo, ¿qué interesas?
A la incomprensión mundana

En perseguirme, Mundo, ¿qué interesas?
¿En qué te ofendo, cuando sólo intento
poner bellezas en mi entendimiento
y no mi entendimiento en las bellezas?

Yo no estimo tesoros ni riquezas;
y así, siempre me causa más contento
poner riquezas en mi pensamiento
que no mi pensamiento en las riquezas.

Y no estimo hermosura que, vencida,
es despojo civil de las edades,
ni riqueza me agrada fementida,

teniendo por mejor, en mis verdades,
consumir vanidades de la vida
que consumir la vida en vanidades.

Sor Juana Inés de la Cruz

1 comentario:

Anónimo dijo...

Felicidades por este fascinante tema. Quiero mencionar que la poesía de Sor Juana Inés de la Cruz tiene diversos matices y sigue provocando las reacciones más diversas. Que bueno que le des espacio a mujeres como ella, que de cualquier manera, mueven el mundo. Saludos Atte. JUAN