jueves, 5 de noviembre de 2009

Por. Ana Claudia Martin del Campo

Hoy como cada martes heme aquí escribiendo esta columna, la cual se ha convertido en una de esas cosas que me llenan de satisfacción, no sé, siento que este es un espacio que de cierta forma comienza siendo mío, y termina siendo de muchos, y esto último es lo que me motiva a estar cada semana, frente a esta máquina que deja de ser “fría” y se convierte en algo más calido, se convierte en ese otro al que “le cuentas lo que piensas o sientes”.
En esta ocasión no tengo un tema específico sobre cual quiera escribir, más bien hay muchas ideas rondado por mi mente, sobre las cuales un buen amigo me hizo reflexionar, ¿cómo somos con los que nos rodean, con los que convivimos a diario?
Constantemente al salir a la calle, al realizar mis actividades diarias como al tomar el transporte público, ir al supermercado, estar en la universidad, etc; escuchó todo tipo de comentarios, despectivos o de descalificación hacía otros, por ejemplo la semana pasada un profesor de la universidad que ostenta tener un doctorado, se refirió de esta manera ”hombres, mujeres o lo que sean, nunca se sabe”, de igual forma un día durante mi trayecto a la universidad en el transporte colectivo, escuché como una abuelita se refería a su nieta, una niña de escasos 8 años, ¡Ay por eso estas así de gorda, que tu mamá no te ha dicho que estas hecha una cerdita, mejor dale esa paleta a tu hermano el no esta gordo!, y cuantas veces no he escuchado en la escuela ¡Ay esa, es una zorra!, ¡Ya viste como viene vestida!, y lo que pienso es de verdad creemos que somos una sociedad tolerante y respetuosa, creo sinceramente que estamos muy lejos de serlo, cuando existen este tipo de ideas machistas, misóginas, y demás, no podemos preciarnos de ser un país civilizado cuando siguen existiendo ideas como estas y seguimos transgrediendo a otros, ya sea por su aspecto físico, condición económico-social, religión, preferencia sexual etc.

Voy a sonar a una señora de cuarenta años, pero la verdad yo no quiero una sociedad así para mis hijos, ojala que cuando sea madre y mis hijos crezcan no existan este tipo de perjuicios y si aún existieran quiero que mis hijos sean respetuosos y tolerantes con quienes los rodeen. No sé si esto sea un sueño demasiado idílico de mi parte, pero eso es lo que de verdad quisiera.

Alguna vez escuche que “el mundo va seguir girando exactamente igual”, pero no sé, creo que yo quiero algo diferente, y bueno tal vez lo que yo haga no sea suficiente, o lo necesario, pero quiero poner de mi parte, de ahora en adelante seré mas respetuosa con los que me rodean y tratare de ser menos prejuiciosa, tal vez esto no haga la diferencia, pero es lo que esta en mis manos.

Mientras tanto quiero dedicar esta columna en primer lugar a mi amigo que aunque el no lo sepa me ayudo mucho en estos días, el que por cierto tiene un blog que vale la pena leer (http://molletito.spaces.live.com), y en segundo lugar a una persona que es alguien muy importante para mi, y que en gran parte fue la motivación de esta columna, espero que esa persona lea esto y sepa que: ¡se lo que quieras se tu propia bandera...yo, yo sólo seré un soldado más que estaré a tu lado en cada batalla”. Mientas tanto como digo yo: ¡desoleé!

No hay comentarios: