miércoles, 19 de agosto de 2009


Por: Ana Claudia Martín del Campo Piña

La semana pasada durante el trayecto que realizo diariamente de la universidad a mi casa, una compañera de la misma me comentó algo que me hizo reflexionar, lo que cuesta ser un estudiante de nivel superior. A partir de esta conversación me puse a pensar en la importancia que se le da en México a la educación, ¿realmente se le da la importancia que tiene o en teoría debería tener?, creo que no; el gobierno que tenemos (con todo lo que esto implica) se preocupa más por otras cosas, la competencia política hacía el 2012, la lucha contra el narcotráfico, la gripe económica que se convirtió en una pulmonía fulminante, no digo que esto no sea algo que debe preocupar al gobierno, pero hay otras cosas, ¿dónde quedo la cultura, la inversión a la tecnología y por supuesto la educación?, sin dudas están ahí, pero parece que a veces ocupan el lugar de la muñeca fea que llora sola por los rincones.
Recientemente el rector de la máxima casa de estudios en México inauguró el ciclo escolar de dicha institución, refiriéndose al apoyo que debe dar la clase política a la educación y en particular a la educación superior, el rector José Narro Robles, señaló “que no debe haber recortes al sector educativo en las discusiones sobre el presupuesto de egresos para el 2010”.
De acuerdo con información vertida por la UNESCO, México sólo avanzo de 1990 al 2002 un 0.37% en lo referente a la educación superior lo que lo pone debajo de países como Cuba o Bolivia ya que este último tuvo un avance del 1.5 % del PIB.
La educación sigue siendo un tema olvidado. En discursos de campañas electorales, suena bien y es fácil prometer, pero ya estando en el sitio anhelado todo eso se olvida y se comienza a dar importancia a lo “prioritario”, pero que es la educación si no un tema prioritario, la educación hace la diferencia, es un freno o un acelerador para un país.
En el mismo discurso el representante de la institución académica por excelencia en Iberoamérica, dio cifras que son para pensarse por ejemplo: el hecho de que sólo 27 de cada cien jóvenes mexicanos en edad de cursar el nivel profesional pueden hacerlo o que por cada estudiante que ingresó mediante concurso de selección a la UNAM, seis quedaron fuera. Y ya ni hablar de las oportunidades que tienen los jóvenes en México donde 7 millones (la quinta parte de mexicanos entre 12 y 19 años) no estudian ni trabajan, fenómeno que afecta cuatro veces más a las mujeres.
La educación debe estar en la agenda resaltado y con MAYUSCULUAS, debe ser algo urgente de atender, del mismo modo que ya se atienden o se tratan de atender otros asuntos. Es desalentador ver como llegan y se van presidentes, como se renueva el aparato legislativo del país y la educación sigue estando sola, abandonada, llorando por los rincones como la muñeca fea, mientras que nuestro eficientisimo aparato gubernamental no haga algo dentro de este rubro no nos quedara más que decir: ¡desoleé!.

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