miércoles, 26 de agosto de 2009


Por: Ana Claudia Martín del Campo


A pesar de que es domingo, hoy me levante muy temprano porque deseaba escribir esta columna.
El viernes tuve la idea clara sobre lo que quería escribir, ese día tomé el periódico y comencé a leer, a revisar los encabezados, ver las fotos, leía que si la economía se desploma, que si el dólar sube, que si la PGR ya “agarro” a otro ”cabeza o cabecilla del narcotráfico”, pero hubo una foto que llamó mi atención de manera instantánea, en la parte inferior de la pagina principal bajo el rotulo de “Galardonado” con un rostro enrojecido y su corbata negra, Jacobo Zabludovsky parecía sobresalir del papel.
Este hombre inundo durante años las noches con su voz, es sin dudas uno de los pilares del periodismo mexicano, a él quiero dedicar esta columna, a este hombre que para quien escribe es una gran inspiración.
El jueves 20 de agosto Zabludovsky fue galardonado con la medalla al “Merito Ciudadano“ en la asamblea legislativa del DF, este reconocimiento es más que justo y más que indicado, ya que este hombre es tanto de la ciudad como ella de él, Zabludovsky quién reconoce cada piedra y cada olor del centro histórico de la capital del país, merece sin objeción alguna este honor, porque es por el amor a esta ciudad, que como el dijo en el discurso que pronunció ante legisladores y entrañables…es donde “dio sus primeros pasos y donde dará los últimos”.
La vez que más me impacto este hombre y su personalidad fue en un programa del canal judicial, conducido por Enrique Rodríguez llamado Pino Suárez 2, en una entrevista larga y profunda, me quede embelesada ante la elocuencia, el conocimiento, honestidad, humildad…todo el conjunto; el escuchar hablar a este hombre de tantas cosas desde la comida, el tango, y su gran afición la tauromaquia fue para mi un deleite.
El viernes al leer la crónica de Fidel Samaniego del Periódico Universal, me hizo recordar aquella entrevista, aquel programa e hizo sentirme aunque sea un poquito parte de este reconocimiento, sentir alegría al ver en fotos a este hombre, siendo reconocido aunque sabemos que esto no es necesario.
Ana Claudia Marín del Campo Se pueden decir muchas cosas de Jacobo Zabludovsky que si es, que si hizo o no, que si pudo haber hecho, que si renuncio que si lo despidieron, lo que sé es que este hombre cambio muchas cosas en el periodismo mexicano, el hizo cosas que nadie más hizo, y sin lugar a dudas fue, es y será un parte-aguas en la historia de nuestro periodismo.
Hoy tiene lo que quiere, hoy no rechaza una buena corrida de toros en la “Monumental Plaza México”, hoy en día se da el lujo de ir dónde quiere ir y estar donde quiere estar, hoy disfruta de un tango de Gardel, o de un libro de su amigo Gabriel García Márquez, de la mano y codo a codo de su inseparable “Sarita”. Ojala hubiera más hombres como esté judío mexicano más mexicano que judío, mientras tanto sólo diré: ¡desoleé!

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