miércoles, 9 de septiembre de 2009

INFORME PRESIDENCIAL, antes y ahora.

Por. Karla Fernández
“El se ha distinguido por aplicar de manera autoritaria sus decisiones y su voluntad; no debe olvidar que ya no tiene el alcance de los presidentes anteriores, cuyo poder era casi omnímodo. Yo lo conmino a que en un acto republicano entregue su Informe a la presidencia de la cámara y se retire, porque además de ser ilegítimo nadie está interesado en escucharlo”. Declara Emilio Ulloa Diputado Perredista.
No hace mucho tiempo que al casi omnipotente Presidente no se le criticaba públicamente y menos aun en los medios de Comunicación Masiva, la ofensa a el presidente de la república significada en pocas palabras el destierro del país o la muerte, pero verdaderamente que los tiempos han cambiado y mucho, solo basta con recordar hace unos días el informe de gobierno; Parece que fue en otro México, en donde el Informe presidencial constituía un ritual político de relevancia por varios motivos, en primer por que el informe está estipulado por ley como obligación del poder Ejecutivo federal, rendir cuentas de la gestión de gobierno al país, el Informe anteriormente simbolizaba el poder de los antiguos presidentes, el presidente descendía de la majestuosidad de su trono imperial y aceptaba rendir cuentas a los representantes del pueblo y al pueblo mismo.
En ese pasado aún no muy remoto, el Congreso de la Unión era una parte fiel de un sistema político que encabezaba el presidente mismo, de esta manera el Congreso abría las puertas de su recinto en una ceremonia política llamada republicana.
Todo este ritual comienza el 1 de enero de 1825, en donde el Presidente Guadalupe Victoria ofreció el Primer Informe presidencial en la apertura de sesiones ordinarias del Congreso General. Desde Guadalupe Victoria hasta Felipe Calderón ha tenido el país 71 presidentes, aproximadamente, de los cuales 64 han rendido sus informes de gobierno ante el Congreso. Fue don Venustiano Carranza el que estableció que la lectura del Informe se efectuara una vez al año, en la fecha en que el Congreso iniciaba sus sesiones ordinarias el 1 de septiembre.
Sin embargo Hoy, evidentemente las cosas han cambiado. Felipe Calderón no requiere quizás de esta ceremonia tradicional para cumplir con rendir su Informe presidencial, primeramente porque el sistema político mexicano carece ya de una consistencia monolítica. Porque el Ejecutivo federal ha sido limitado desde hace varios años por otros poderes. Porque se ha fracturado el sistema político al extremo de que no todos reconocen como autoridad legítima al propio presidente de la República.


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