Por: Karla Fernández
Tres años de preescolar, seis años de primaria, tres años de secundaria, tres años de preparatoria y casi 5 años de licenciatura. Veinte años de tu vida entre cuatro paredes, aprendiendo de ortografía, de geografía, de español, de política y hasta de deportes; respetando horarios de entrada y de salida. Veinte años para que al final podamos conseguir lo más anhelado un “titulo universitario”.
Salimos de la licenciatura y que pasa cuando nos enfrentamos al mundo real, al mundo de verdad, a ese mundo en tenemos que tocar puertas para probar suerte, donde a los recién egresados se les exige experiencia, donde es necesario tener “palancas” o donde te piden un “favor” para tener un puesto decente.
En ese momento nos damos cuenta que la realidad es otra, que lo que escuchamos esos veinte años de estudio, eso de que para ser alguien en la vida necesitamos una carrera, es totalmente erróneo. Ya que en este año el índice de colocación laboral de los profesionistas recién egresados cayó del 60% al 20%, según indicaron autoridades académicas.
La realidad es muy sencilla, la mayoría de nosotros egresados de alguna licenciatura terminamos en algún empleo que nada tiene que ver con nuestra profesión, en negocios familiares o desempleados por un largo tiempo, entonces ¿De que sirven tantos años quemándose las pestañas? Si al final de cuentas terminamos ganando un sueldo que no nos alcanza ni para el pasaje.
En esos momentos en los que llegas a una entrevista y escuchar el famoso “nosotros te llamamos” te cae el veinte, el treinta y el cuarenta encima ya que estos tiempos no están para estar de vacaciones en su casa.
Los jóvenes recién egresados necesitamos oportunidades laborales, es ilógico que siendo recién egresado en alguna empresa nos pidan experiencia, es ilógico que no se les de oportunidad a las nuevas ideas a la gente joven; pero desgraciadamente esa es nuestra realidad, ese es nuestro México, solo espero que tengamos suerte para la próxima.
Salimos de la licenciatura y que pasa cuando nos enfrentamos al mundo real, al mundo de verdad, a ese mundo en tenemos que tocar puertas para probar suerte, donde a los recién egresados se les exige experiencia, donde es necesario tener “palancas” o donde te piden un “favor” para tener un puesto decente.
En ese momento nos damos cuenta que la realidad es otra, que lo que escuchamos esos veinte años de estudio, eso de que para ser alguien en la vida necesitamos una carrera, es totalmente erróneo. Ya que en este año el índice de colocación laboral de los profesionistas recién egresados cayó del 60% al 20%, según indicaron autoridades académicas.
La realidad es muy sencilla, la mayoría de nosotros egresados de alguna licenciatura terminamos en algún empleo que nada tiene que ver con nuestra profesión, en negocios familiares o desempleados por un largo tiempo, entonces ¿De que sirven tantos años quemándose las pestañas? Si al final de cuentas terminamos ganando un sueldo que no nos alcanza ni para el pasaje.
En esos momentos en los que llegas a una entrevista y escuchar el famoso “nosotros te llamamos” te cae el veinte, el treinta y el cuarenta encima ya que estos tiempos no están para estar de vacaciones en su casa.
Los jóvenes recién egresados necesitamos oportunidades laborales, es ilógico que siendo recién egresado en alguna empresa nos pidan experiencia, es ilógico que no se les de oportunidad a las nuevas ideas a la gente joven; pero desgraciadamente esa es nuestra realidad, ese es nuestro México, solo espero que tengamos suerte para la próxima.
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