miércoles, 9 de septiembre de 2009

Teatro guiñol de la política

Por. Daniel García
En los últimos meses dentro de las carpas de la política Rafael acosta ángeles mejor conocido como “Juaníto” este personajaso que ha dado mucho que dar después de ser elegido de entre la gente de Iztapalapa. “Juanito” cumple con todos los requisitos que de un candidato ideal y que todo México quisiera. Rafael Acosta fue vendedor ambulante, luchador y hasta actor de ficheras. Es decir Juanito es un personaje que viene del barrio, un ejemplo claro de muchos de los miles de habitantes de la gran urbe de la C. d. de México.

Pero la cruda realidad es que al pobre de Juanito no tiene ni idea de lo que le están haciendo. Es un auténtico títere político, una persona que está siendo manejado y manipulado para ciertos intereses políticos. Imagínense lo que pase cuando su sueño guajiro de Rafael, será un cadáver político como lo es ahora su titiritero Andres Manuel Lopez Obrador. El fue el encargado de elegir de entre tanta gente a Rafael Acosta de entre la gente para llevar a cabo un plan que lo posicione en los próximos años, para una posible candidatura a la presidencia.

El antecedente a todo este espectáculo es por que en las elecciones presidenciales en el 2006 Andres Manuel Lopez Obrador por poco y gana iztapalapa, lo que le hubiera asegurado un victoria indudable. Es por eso que como parte de su estrategia Juanito es colocado al frente de esta delegación con apoyo del tabasqueño creando así una mascara en donde el mero mero es el peje para ganarse al pueblo de iztapalapa.

No se cómo llamar lo siguiente… tal vez lo mas chistoso o lo más triste es escuchar a Rafael Acosta decir que quiere lanzarse a la presidencia a la república. El pobre hombre no tiene ni siquiera una licenciatura terminada y ya le está tirando a la grande Es triste y la vez gracioso verlo en las entrevistas con unos papelitos como ayuda para contestar sus preguntas. Es triste y muy gracioso que con su ingenuidad ni siquiera se ha dado cuenta que está siendo utilizado. A ver si después el títere no toma vida propias así como los de aquella película de viruta y capulina para hacer de las suyas o peor aún, se nos destape y salga el tiro por la culata como la película la ley de Herodes.

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