miércoles, 28 de octubre de 2009

Por. Ana Claudia Martin del Campo
Me confieso, ¡soy una gran admiradora del escritor colombiano Gabriel García Márquez, y cuando escuchó algo relacionado con este hombre, simplemente entró una emoción casi frenética.
Pues bien esta semana sentí esa emoción al saber que en la exposición del “Gabo”, iba estar él, así que verifiqué la fecha marcada y toda esa emoción se vino abajo, porque me di cuenta de que como siempre no todo puede ser tan bueno, el día marcado era el 26 de octubre, y este día era mi examen de la materia de publicidad (un trabajo que a mis compañeros y a mi nos costó sangre, sudor, lagrimas no, pero estuvimos apunto), que puedo hacer, y me respondí a mi misma como lo hace un amigo,¡resignación!.
Y es así como escribo esta columna con resignación, a mi me hubiera gustado escribir de cómo estuve ahí presente, de cómo vi y escuché al premio Nóbel de Literatura de 1982, pero no, así que en su lugar hablaré de esta exposición que marca una vida, la vida del estudiante de derecho, pasado a ser periodista, nacido en “Aracataca” donde su abuelo el Coronel Nicolás Márquez, le enseño a ser quien es, y a tener siempre un orgullo descomunal por su entrañable Colombia.
La exposición del “Gabo” como le dicen sus amigos se encuentra o más bien se encontraba en “El Palacio de Bellas Artes”, específicamente en la sala Adamo Boari, bajo el nombre de “Gabriel García Márquez: Una vida” esta muestra, organizada por Conaculta y el Instituto Nacional de Bellas Artes, a través de la Coordinación Nacional de Literatura, en colaboración con la editorial Random House Mondadori, se logró gracias a un extenso trabajo de investigación que durante 17 años realizó Gerald Martin (profesor de Lenguas Modernas de la Universidad de Pittsburg y presidente del Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana), para conocer cada detalle de la historia de Gabriel García Márquez, así como de las personas y sucesos más importantes en cada episodio de su vida.
Dicha muestra se llenó con una amplia colección de fotografías, archivos de audio, obras plásticas, manuscritos y “mecanuscritos” que, a manera de testimonio gráfico, ilustraban el texto de Gerald Martin sobre las vicisitudes del escritor colombiano a lo largo de más de 80 años.
Algunas de las cosas que se podían encontrar en este “homenaje” al escritor eran: más de 100 imágenes, además de documentos hemerográficos, un contrato que firmó García Márquez para la edición de Cien años de Soledad, así como una carta que le envió a Francisco Porrúa, el editor de Sudamericana, donde le expresaba su deseo de tener una casa editora que concentre toda su obra.
Pues bien desafortunadamente esta exposición termino este 26 de octubre con la presentación del libro “Gabriel García Márquez, una vida”, de Gerald Martin, en la que estuvieron personalidades como: Elena Poniatowska, José Agustín, Gonzalo Celorio y el mismo “Gabo”. Con inmenso desanimo no encontré esperanzas de que la exposición se alargue, o que vaya a otras partes en la Ciudad de México. Con mucha tristeza sólo puedo decir ¡desoleé!
Entre otras cosas…
Es un placer para mi hacer mención acerca del reconocimiento que esta semana recibió la UNAM, al ser premiada con el “Príncipe de Asturias” en la categoría de “Comunicación y Humanidades”, que se reconoce un homenaje a su permanente labor de impulsar corrientes de pensamiento humanístico, liberal y democrático en América. Aunque yo no soy alumna de esta gran institución (me hubiera encantado serlo), me llena de alegría que la UNAM es nuevamente revalorada, después de lo que esta casa de estudios ha sufrido. Así que: ¡Goya Goya Cachun Cachun Ra Ra, Cachun Cachun Ra Ra Universidad!

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