Un pueblo bajo el agua

Por. Janeth Margarita Mata Villarreal

San Antonio, si ahora una presa en la que se puede dar un paseo en lancha o ir de pesca y acampar a sus costados, pero antes de ser una presa era el pueblo fundado por Pedro Romero de Terreros, ocupado principalmente para hacer el fundido de la plata.
Una enorme chimenea es prueba de aquel incognito pueblo, del que sólo se conocen muy poco, del que solo he visto una vieja foto, (la que lamentablemente no pude traer), ahora sobre este pueblo-presa es ocupado para dar recorridos en lancha.
Lo poco que se conoce, pero al igual que las otras haciendas fue fundada por Pedro Romero de Terreros, tenía una capilla cerca de los hornos de fundido, la que contaba con una virgen de Loreto (esta virgen pertenecía a Romero de Terreros y era un regalo de los reyes españoles), esta virgen posteriormente fue llevada a la capilla de la hacienda de Santa María Regla.
Una de las grandes leyendas de san Antonio es que en cada una de sus esquinas fue colocado un niño, los que fueron encerrados con una vela, pan y dulces, para después ser llenada de agua, la que abastecería una pequeña hidroeléctrica. Se dice que en temporada de huracanes y temporadas de lluvias se pueden escuchar a los niños, gritando ¡no te sueltes!, y que sus almas son las que mantienen la estabilidad de esta.
Si muchas veces las leyendas son para reírse, pero me puse a pensar que en la actualidad en grandes obras se han suscitado accidentes de origen extraño, lo que me da como resultado que siempre hay almas que se quedan.
Los años han pasado y la verdadera historia de san Antonio sólo la conocen las personas que les tocó vivir es esa época, además de que es muy poco lo que se ha recuperado sobre su historia.
Por ello quiero invitar a todos aquellos que la próxima vez que visiten huasca logren voltear hacia esta presa, localizar su chimenea, dar un paseo en lancha, además de practicar la pesca.