¡Una ayuda por caridad!

Esta mañana cuando salí de casa rumbo al centro de la ciudad tuve la mala suerte de encontrar todos los semáforos en rojo, ¡por qué hoy que llevaba tanta prisa! Pero, lo que llamó mi atención que en las cinco paradas que tuve que hacer, cuando menos en tres encontré gente vendiendo periódico, limpiando parabrisas y otros tantos pidiendo limosna.
Me parece que cualquier trabajo merece reconocimiento, pero que ocurre en México que en los últimos años se ha vuelto más frecuente ver tanta gente en los semáforos realizando estas actividades; ¿qué ocurrió con aquello que Calderón dijo más de una vez en la campaña de 2006? Se proclamó como el “presidente del empleo”, pero yo le preguntaría: ¿empleo para quién?
Felipe Calderón cimento su campaña en la promesa de empleo, repetía y repetía la palabra “empleo”, pensando que se trataba de monedas que al lanzarlas al viento todos las recogerían y que desde su aparente perspectiva alcanzaría para todos.
Sin duda no fue suficiente, no ha sido suficiente; ya que al acabar su campaña se topo con la realidad, retomando el legado de su antecesor de no cumplir las promesas de campaña.
Los más amolados son la clase media, que es sobre los que recae el verdadero peso de la economía, son quienes buscaban aspiraciones, quienes pensaban que Calderón era la respuesta a sus problemas, pero los medios nos ofrecieron un producto de presidente maravilloso, pero que fue creado bajo la magia de la televisión, y al tocar el piso se rompió, dejándonos a un presidente que se preocuparía por todo menos por el empleo.
Esperábamos un cambio, ¿pero para quién o para qué cambio?
Recordaras frases como: "No necesitamos un cambio", "vamos por buen camino", "hay que cambiar de jinete más no de caballo", famosas frases de campañas por parte del PAN y sus aliados. Todos nos creímos esa historia, a pesar de que el INEGI anunciaba que el desempleo abierto en México incrementó 4.02% en las zonas rurales y 5.11% en las zonas urbanas. Esto durante la campaña de Calderón.
Y lo más brillante de esta historia, si revisáramos las estadísticas después del despido masivo a los empleados de Luz y Fuerza del Centro, encontraríamos que más que empleo, parece que Calderón prometió desastre tras desastre, lo bueno... ya pronto terminara su sexenio, lo malo... que le queda tiempo para más catástrofes ¡Que Dios nos agarre confesados!